Esta sociedad tiene graves problemas, si los tendrá, que hasta un niño de 9 años como yo se da cuenta. Hoy ha sido un día difícil en el cole, este sistema educativo hace aguas, no me satisface venir a aprender, en el recreo fenomenal claro, pero en las clases me aburro o no me entero. Si quiero venir es por los amigos y por jugar al fútbol, pero para eso me podía quedar con ellos en la calle, no le veo el interés que puede tener lo que hago.
Con los amigos me va bien, pero cuando me veo en problemas como hoy, no están. A mi edad se nos pide responsabilidades como si fuéramos mayores, pero se nos impide otras porque somos pequeños. ¿En qué quedamos?¿Qué rige esta diferencia de criterios?
Os preguntareis que razón hay para que me encuentre en este estado entre depresivo e iracundo. Pues no teneis más que mirar a mi alrededor, estoy sentado en las escaleras del colegio, hay silencio, no hay nadie, los amigos se fueron hace ya casi una hora, los profesores salieron también uno a uno, el director esta enfadado y dice cosas por lo bajo que me preocupan, sus compañeros se han reído de él por tener que quedarse conmigo. Y es que a mi padre se le ha olvidado venir a buscarme.
Soy pequeño para irme a casa solo, soy pequeño para tener móvil y llamarle cuatro cosas a mi padre, mis amigos me han abandonado, tengo mil deberes que hacer y no me va a dar tiempo. A lo peor tengo que empezar a buscar una casa de acogida, el claustro escolar no me da protección y se enfada conmigo y aquí estoy…..solo……
Ya llega mi padre, viene deprisa, incluso hecha un trotecillo al final para aparentar preocupación, pide mil disculpas al profesor y le promete que no volverá a pasar. Salimos caminando y cuando estamos fuera me pide perdón, yo estoy muy molesto y no le hablo, se dirige a mi con tono cómplice y me dice, Manolo lo siento no te enfades, estaba escribiendo en el blog y contestando unos mensajes de facebook y ya sabes, me he despistado y no he visto la hora. Yo sigo sin contestar y como el silencio es tenso la vuelta se le esta haciendo larga y me vuelve a decir, venga hombre no seas así, como esto no va a volver a pasar mejor que tu madre no se entere, quedará como un secreto entre tu y yo, ¿Te parece?. Claro papá no te preocupes.
La tarde ha sido tensa y silenciosa, a eso de las ocho de la tarde suena el timbre, abro la puerta y saludo ¡Hola mamá! ¿A qué no sabes lo que ha hecho papá…..?
Hoy me gustaría poder llevarte la contraria como cuando discutimos sobre política. O decirte que has pintado un cuadro hiperrealista de Manolo. ¡Ojalá fuese así!
La escuela que pintas no es mala suerte de Manolo, es también la que es objeto de mis pesadillas, aunque también de mis sueños. Es la escuela actual, la que no ha evolucionado, la que no es sinónimo de aprendizaje. La escuela que no consigue conectar con los intereses de los alumnos, la que quedó obsoleta, entumecida y anacrónica. La que tiene como prioridad hacer de los chicos meros receptores de contenidos desmesurados por los que se pasa de puntillas. La que atosiga con controles que no se sabe muy bien qué miden.
No es la que le gustaría a Manolo, esa otra escuela que promueva la enseñanza ACTIVA, que enseñe a PENSAR.
¿Y la familia? La que debiera con su modelo imprimir comportamientos, costumbres, hábitos… la que forja al futuro ser humano. Sometida a influjos sociales, laborales que no ponen en valor la dedicación esforzada, afectuosa y muchísimas veces sacrificada que se les debe a los chicos.
La sociedad, toda una urdimbre en la que la retroalimentación familia/escuela/control/poderes políticos y económicos, condicionan positiva o negativamente. ¿Qué estimulamos? ¿Para qué sociedad les preparamos? ¿Son individuos con exceso de bienes materiales que camuflan carencias primordiales? ¿Son individuos con exceso de bienes materiales que disimulan intelectos lentos y anestesiados?
Como verás, tampoco tengo la solución, pero sé que no se debe desfallecer, que hay que creer en la capacidad del individuo para sobreponerse a las adversidades y reinventarse, que cada uno, cumpliendo con su responsabilidad, aporta,tus hijos aprenderán de tu esfuerzo, de tu entrega, de tu espíritu crítico, de tus frustraciones y de tus éxitos, tus compañeros de trabajo, de la relación contigo, también aprenderán solidaridad, generosidad, desempeño… tus amigos, tus seres queridos, de tu afecto, de tu cercanía. Es una forma humilde de transformar el mundo, pero soy optimista y creo en ella.
Pobre Manolo! jajajaja. Espero que pronto pueda perdonarte 🙂 Qué manera tan graciosa de contarlo.
Un saludo!
Bien, primer punto de acuerdo.
El sistema educativo español hace aguas.
Y la hace porque fracasan muchos niños.
No premia el talento ni la originalidad.
Y premia la memoria y «el ser como los demás».
Por tanto es un aburrimiento supremo.
Porque realmente cuando se aprende es cuando no te das cuenta.
Y no te das cuenta porque estas divirtiéndote.
Eso es enseñanza.
El segundo punto es típico de nosotros los padres.
Tenemos tantas cosas y queremos llevar tanto hacia delante que a veces no podemos.
Ajustamos los horarios tanto, que llegamos tarde.
«Termino ésto y voy».
Y a veces se esconde un problema.
Y es que nuestros hijos están un escalón por debajo de otras prioridades.
Porque si no podemos dejar de hacer algo….
En el tercer punto quisiera comentar que cuando a un niño le dices que no cuente algo, lo contará sí o sí.
Es lo que tiene intentar convencer a un niño que te salve el trasero.
La mejor táctica en este caso, sería disculparse y aguantar el chaparrón.
Y no convertirlo en cómplice.
Al fin y al cabo el error ha sido nuestro (por lo de padre) que es llegar tarde, y Manolo no tiene nada que ver en esa historia.
Un abrazo.
Muchas gracias Marisa sesudo analisis todos los comentarios coinciden, la educación de nuestros peques no va por buen camino ni en el cole ni en casa, pero me gusta ser optimista. Repito con frecuencia una frase de alguien que dijo «Esta generación nos llevará a la ruina, será el fin de la sociedad como la entendemos» esto esta escrito dos o tres mil años antes de cristo. Osea de siempre nos quejamos de nuestros hijos y todo evoluciona sin catastrofismos.
Pues no se Miriam si me perdonará, acepto la crítica Gilbertman, el caso es que por eso se llama dedicatoria, porque es un caso real que me ocurrió con mi hijo dos veces, hace ya años entonces no había blogs ni facebook y andaba enganchado a una serie de dibujos animados de entonces que hacía furor Bola de Dragón. Qué triste lo mio.
Mi hijo todavía lo comenta en reuniones «claro como mi padre se olvidó de mi».
Ja,ja,ja… me ha encantado el recibimiento a mamá, me ha recordado comentarios de mi hijo diciéndome algo «malo» que ha hecho papá.
Respecto al fondo del post, totalmente de acuerdo, creo que hay que replantearse muchas cosas en esta sociedad, y creo que habría que hacerlo ya y con paso ligero.