Debo reconocer que me gusta el programa ese de la tele que se dedica a desmontar mitos y leyendas urbanas, algo así pero en salud infantil intento desde esta tribuna, cosas absurdas que hacemos porque si, porque siempre se hizo así. También hay modas que se imponen y se generalizan sin saber muy bien por qué, presionados por las casas comerciales o por el miedo a no se qué, de eso hablamos hoy.
Estamos en primavera, no solo porque lo dice El Corte Inglés sino porque también lo ha dicho el hombre del tiempo y aunque siga haciendo frío ya se nota que los rayos de sol empiezan a calentar, salimos de un largo invierno y las flores más atrevidas ya salieron.
Dermatólogos, vendedores de cremas y otros agoreros recomiendan embadurnarse de potingues para todo, piel seca, piel grasa, piel delicada, piel basta y no digamos nada ya de la protección solar. El astro amigo, nuestro dador de vida se convierte por estas fechas en nuestro odiado enemigo, hay que evitar a toda costa que los rayos de sol agredan nuestra piel y la de nuestros bebés no sea que por un rayo torcido vayan a pillar un cáncer de piel. Entonces la solución está en comprar, por supuesto, la mercadotecnia y la sociedad consumista lo tiene todo previsto, no solo las soluciones, sino también los miedos.
Cremas de máximo factor, cremas pantalla total.
Olvidamos lo que somos y donde vivimos, cierto que la exposición prolongada al sol puede acarrear problemas a nuestra piel, afortunadamente ya vemos como una barbaridad eso de tumbarse al sol en la playa horas y horas, porque aparte de inútil y peligroso desdeñamos lo mejor que tienen las costas… los chiringuitos. Una cosa es evitar las quemaduras y la piel de gamba que se les pone a los guiris y otra el absurdo de evitar los primeros rayos primaverales.
La piel de los peques tiene capacidad de defenderse naturalmente del sol y es poniéndose moreno, la activación de la melanina hace que la piel adquiera unas defensas propias que harán que sea más resistente cuando lleguen los largos días del verano, eso es la primavera, una adaptación, una fase de transito hacia la canícula veraniega. Los meses de abril, mayo y junio aumentan día a día el tiempo de sol y disminuye la noche por lo que entre otras muchas cosas facilita que se vayan templando los días y apetezca de nuevo salir al parque con los niños a que corran y jueguen o simplemente a pasear en su carrito ya sin capota y burbuja.
Brazos y piernas van cogiendo color y adquiriendo defensas para lo que llegará, no entro en si el estándar de belleza es estar moreno o blanco, solo digo que parece más saludable. El día que nos toque la lotería y nos vayamos al caribe o simplemente tengamos vacaciones para irnos a la playa habrá que protegerse de la fuerte exposición solar, pocas horas, siempre a primera o a última hora evitando las horas centrales, etc. pero de eso ya hablaremos, de momento permitamos que vaya tomando moreno parque y su piel adquiera las defensas para llegado ese momento estar preparado.
Embadurnar al bebé o al peque con protector solar máximo desde los primeros días de marzo es una exageración y puede ser peligroso. No solo por limitar las defensas naturales como decíamos antes, sino porque los productos químicos o físicos que llevan estas cremas no están exentas de problemas y provocan reacciones locales, alergias y dermatitis que luego vemos en consulta. Además recordad que la piel absorbe los rayos solares para producir vitamina D tan necesaria para la formación de los huesos y una pantalla total durante estos meses ocasionará fácilmente que esté deficitario en esa vitamina.
Conseguir mantener al peque banco lechoso a base de cremas durante la primavera y llegar a agosto cual nórdico recién llegado hace que esté expuesto y sin defensas y al más mínimo olvido o descuido el niño se quemará y las quemaduras solares si son peligrosas. Ponerse moreno o tomar un ligero color no es peligroso, las quemaduras son las que hay que evitar a toda costa.
Por cierto otra nueva manía que estamos adquiriendo son las gafas solares para bebé, que por supuesto tienen que ser de las caras de óptica y recomendadas por expertos, nada del todo a cien que puede hacer destrozos con los ojos. Pero tened en cuenta que las mejores gafas también pueden en los bebés dar problemas y entre otras dificultar el aprendizaje de los colores por falta de desarrollo de la retina. Tema controvertido.
Con lo guapos que están con su visera y su gorra.
Entrada publicada en la revista Ser Padres de mayo 2015 junto a un completo informe sobre salud infantil en el que se me entrevista junto a Amalia Arce, Carlos Gonzalez y J.M. Paricio. No perdérselo.
Buena entrada…
Opino lo mismo que tú, que hemos pasado de tostarnos en la playa a la heliofobia total, y es posible que la deficiencia de vitamina D sea más letal que el melanoma… Todo en su justa medida.
Y muy de acuerdo en lo de las gafas de sol: he visto bebés de 6 meses que las llevan hasta en interiores y días nublados. Asustaíto estoy… El día que pierdan las gafas van a tener que ir a ocultarse en lo oscuro a lo Nosferatu los pobres
Muy bueno!
Yo pasaba las vacaciones de verano con mis abuelos en el pueblo, la única precaución que tomaban eran «confinarnos» en casa las horas de la «siesta» bajo pretexto que la gente descansaba y no se podía hacer ruido por la calle.
Cuando llega esta época, yo intento salir a la calle con los míos todo lo que nos permiten las obligaciones y el tiempo. A veces en la montaña no nos acompaña el clima tanto como nos gustaría…
Por cierto, me pongo enferma cuando mi suegra me los pone a la sombra por si les alcanza un rayo (de sol) malo. Lo argumenta por la quemadura que sufrió un tio suyo hace 40 años…