Está es la tercera entrada de una trilogía homeopática, primero se publicó en la revista Ser Padres de diciembre 2014 un artículo mío con el título «Homeopatía no gracias» dentro de la serie de colaboración con la revista que titulo «Siempre se hizo así» en el que pretendo desmontar mitos pediátricos. Este artículo lo reproduzco en esta mi casa con el mismo título «Homeopatía, No gracias» y sería la primera parte de la trilogía.
Posteriormente publiqué una carta recibida en la redacción de la revista en la que se me acusa como poco de desconocimiento e ignorancia, carta que publico íntegra en la segunda entrega con el título de «Homeopatía, no gracias: Replica homeopática» y que creo que merece una contrarréplica por mi parte que justificaría esta tercera entrega de la saga.
Si no habéis leído las anteriores entregas no sigáis leyendo, iniciad el camino por la primera en los enlaces anteriores, para llegar a esta tercera con una idea más completa de lo epistolado.
RESPUESTA AL DR. JORGE MANRESA
Estimado colega:
Muchas gracias por su participación en el debate y por su interés. Permita la replica apoyándome en su sabia cita de conclusión donde Cervantes hablaba de La Ciencia con mayúsculas y donde me parece excesivamente pretencioso por su parte tildar a la homeopatía como ciencia, si acaso pseudociencia sería más apropiado, por lo que espero disculpe que mis conocimientos sobre esoterismo y otras charlatanerías lleguen hasta el límite que la ciencia nos otorga, su descalificación.
Que una teoría humorística dieciochesca haya tenido continuidad en el tiempo se debe a muchas razones como bien indica, básicamente y en su favor a la atención del paciente como persona, dándole un apoyo y una terapéutica alternativa al saber clásico, atendiendo al sufrimiento del individuo enfermo. Así surgen múltiples prácticas y pseudociencias que prestan una impagable labor a la atención al paciente. El problema viene cuando lo que se pretende es medicalizar y mercantilizar esas enfermedades o mejor dicho esos estados de ánimo con productos digamos “alternativos”, medicalización a la que se suben en procesos anímicos donde la psique del paciente es más que importante, abandonando otras patologías donde la homeopatía no tiene cabida, ya que no pueden plantearse el tratamiento de dichas enfermedades o la real prevención de las mismas. Si además esos productos son rentables y dejan grandes beneficios entonces tenemos el cóctel para que en vez de dedicar recursos a i+d que es cero, se dediquen al marketing y a mover voluntades, así se explicaría la difusión en el mundo occidental rico de este tipo de productos.
Que un laboratorio pague cátedras universitarias, congresos, haga presión a funcionarios para que se autorice como “medicamentos” o incluso que se pudiera financiar por un sistema público, no indica más que mueve grandes capitales, no que una pseudociencia pierda su categoría de pseudo. Y como muy bien indica en su carta muchos colegas han visto “enriquecer su práctica clínica” de una forma pecuniaria aunque no ética como insultántemente preconiza.
En cuanto a los estudios que se pueden encontrar en las distintas bases de datos me gustaría poder encontrar alguno que supere un mínimo grado de evidencia y que pudiera exhibir la garantía de independencia y libre de conflicto de intereses.
Me parece vergonzante y fuera de toda ética el sustituir quimioterapia por azúcar y fe, me parece insultante aprovechar el sufrimiento de los padres por patologías leves y autolimitadas infantiles sacándole provecho a la inseguridad, en vez de hacer una labor de educación para la salud. Me parece delictivo medicalizar la infancia para aliviar la ansiedad e inseguridad de unos progenitores primerizos, afrentando su inteligencia y tratándolos como meros consumidores ávidos de resultados
Para concluir tan solo citar la vergüenza por la existencia en muchos colegios médicos de la sección de médicos homeópatas de la que se enaltece y que produce bochorno a la mayoría de los
colegiados que nos tenemos por científicos.
Siento si mi carta parece excesivamente seria, no soy así, pero es un asunto que juega con demasiadas cosas importantes para muchos. Verá que no quiero ser tajante en esto, así que le contaré que entre los amigos siempre que hablamos de este asunto sugerimos la creación de “Homeópatas sin fronteras” para que acudan a las grandes catástrofes, o la posibilidad de acudir a Liberia para luchar con el Ébola. El uso en los quirófanos de anestesia homeopática y también se sugiere siempre la creación y uso de anticonceptivos orales homeopáticos para inducir el crecimiento de la población y recuperar como pediatras nuestro cupo de pacientes y por ende nuestros ingresos en las clínicas privadas.
Muchas gracias de nuevo por su interés.Le saluda atentamente
Jesús Martínez Álvarez
Médico
Jesús me encantan la contundencia y las propuestas que haces…he seguido la trilogía desde face y estoy totalmente de acuerdo contigo…desgraciadamente el que se lucra con ello nunca reconocerá un abuso del ignorante…
Me ha gustado mucho lo de «Homeópatas sin Fronteras». Lo compartiré con mis amigos y me agenciaré ilícitamente su autoría.
En segundo lugar, has escrito un muy buen artículo, una gran carta. Sin embargo, aunque todo lo expuesto en ella es razonablemente cierto, tiene algunos ‘flecos’ que todo buen profesional de la salud (como probablemente será tu caso) debe plantearse seriamente. Para resumirlo y no extenderme en exceso: el efecto placebo está ahí. La homeopatía solo puede encuadrarse dentro del efecto placebo: entendiendo este como la reacción que el paciente genera cuando se sabe partícipe del tratamiento. Esto es algo por lo que no podemos pasar por encima. Los clínicos sabéis perfectamente la enorme importancia que tiene el vínculo con el médico y su correspondiente inercia terapéutica. Hay, por si esto fuera poco, muchos estudios que han puesto de manifiesto que algunas intervenciones quirúrgicas (eficaces en su día) no tenían un sustrato fisiopatológico en el que apoyarse. Se llevaban a cabo hasta que revisadas con los años se ha visto que no trataban realmente la patología que yacía, aunque sí se mostraban eficaces para la misma. No podemos criticar la homeopatía, así, sin más. Debemos criticarla y luchar contra ella, pues supone un engaño para el paciente, pero debemos exprimir el limón que supone la génesis de `+mnuy+_«+ en el cerebro y su implicación en el restablecimiento de la salud.
Donde tu texto sí es atacable es en lo de la mercantilización. Ambos quieren ganar el máximo dinero posible. Homeópatas y no homeópatas
No escribas tan serio, los y las pediatras sois simpáticos, joder.
Un saludo.
Me pondría más gracioso, pero los chistes homeopáticos no tienen ni gracia.
Mentira, sí son graciosos:https://www.youtube.com/watch?v=ulrHZFnOnnY
;P
http://elmedicodemihijo.com/2014/12/10/homeopatia/#comment-4761
Que grande eres. Mas clara el agua (o la homeopatía…)
Muy bueno!!
Con tu permiso pasaré estos artículos a un amigo con quien siempre terminamos discutiendo sobre esto.
Una anecdota al rescpecto. Fuí al CAP a pedir un pediatra para mi hijo recién nacido. La recepcionista me dijo que había 2 y que cual quería. Le dije que me daba igual porque no las conocía. Entonces me preguntó: Que piensas de la homeopatía? Le contesté: Soy química. Ella misma me dijo: Entonces nada de pediatra homeópata, no?
Por favor, para eso están para compartir.
Genial! Muy valiente y claro. Gracias por tomarte este tiempo para hacer ciencia. Recuerdo a M L King: si quieres hacer enemigos di siempre lo que piensas!!!
Un saludo
Un pequeño inciso: lo de los «Homeópatas sin fronteras» acudiendo a Liberia para tratar el ébola no es una broma: lo han hecho cuatro médicos homeópatas, entre ellos Ortrud Lindemann, una alemana que dirige un centro pseudosanitario en Barcelona. El viaje no lo organizó «Homeópatas sin fronteras», asociación que también existe pero que prefiere dirigirse a lugares más seguros para sus miembros, sino la «Liga Medicorum Homoeopathica Internationalis», pero en cualquier caso tampoco lo pagó esa asociación: los homeópatas se se las arreglaron para engañar a una ONG de Alemania, «Freunde Liberias EV», para que les financiase el traslado a Liberia (digo que la engañaron porque no se presentaron como homeópatas ni hablaron en ningún momento de que aplicarían sus «tratamientos» con los enfermos).
En Alemania el engaño coló, pero en Liberia los descubrieron enseguida. Aun así, y dado que también son médicos, les permitieron tratar a los pacientes pero en los casos menos graves, siempre bajo supervisión y a condición de que les administraran un tratamiento médico real. Finalmente, al ver que seguían intentando colar sus «remedios», las autoridades de Liberia les echaron poco menos que a patadas.
Desconocía el incidente, patético.
Yo conocía el incidente y me gustaría hacer un inciso. Como tu bien dices no pusieron en práctica tratamientos homeópatas, porque, como bien apuntas, no les fue permitido.
Bienvenidos al maravilloso mundo de la HUMOpatía… Sin duda alguna el bálsamo de Fierabrás y el crecepelo del siglo XXI.