«Cada vez que vuelvo al colegio tengo la sensación de venir a un lugar seguro para todos nosotros. Los profesores nos ofrecen un lugar donde poder crecer y aprender, lejos de los problemas» Yo no entendía esto que me dijo mi amigo Vladimir.
En mi casa y en mi barrio del pueblo se vive muy bien, mis amigos, mis padres, las calles son muy seguras, lo que no es seguro es el colegio precisamente, cuidado con los mayores que te quitan la pelota, cuidado con los profes que seguro se les ocurre algo para fastidiarte, cuidado con la comida, date prisa en llegar a tiempo, en salir a tiempo, todo es un estrés, ¿como alguien puede ver al colegio «seguro» para un niño de mi edad?.
Esta tarde al salir del cole le he dicho a mamá que me llevara al barrio de Vlad para jugar con él, está al otro lado del pueblo y no puedo ir solo. Mamá no ha puesto buena cara, a ella le gusta cerca de casa, pero lo que más me ha extrañado es que a Vlad tampoco le ha gustado la idea, pensé que eramos amigos y que le parecería bien.
Esto lo tengo que investigar, en vez de quedarme a violín he conseguido escabullirme y me dispongo a seguir a mi ex-amigo hasta su casa. Vuelve solo siempre, no le va a buscar nadie, lo que alimenta mis sospechas. Mamá no se va a enterar si consigo volver a tiempo cuando termine la extraescolar, de momento llevamos ya un rato caminando, vive lejos, me escondo en las esquinas y cuando el gira, salgo corriendo para no perderle, por cierto ¿donde estoy? esta zona no la conozco nunca había venido por aquí, las calles son de tierra sin asfaltar, hay perros sueltos y la lluvia del otro día me está embarrando las deportivas. Grupos de chicos mayores fumando me miran cuando paso, debo parecer sospechoso, me está entrando un poco de miedo y empiezo a entender lo que quería decir con que el cole era más seguro que su barrio.
Por fin entra en una casa baja, la puerta está arañada y sin pintar, dentro se oye a un bebé llorando y una voz de mujer, será su madre. La cortina que ocultaba la puerta se abre de repente y salta hacia mí Vlad, Buuuu, ¡Qué susto!. Se rie con fuerza, «te había visto hace mucho, pero no te dije nada». Pasa, que te enseño a mi familia. Allí casi en la oscuridad estaba su madre con el bebe dándole el pecho, todo estaba sucio y amontonado, varios colchones por los suelos en las habitaciones me hicieron preguntar ¿Cuantos hermanos sois? Somos tres que dormimos en esa habitación, el bebe que duerme con mamá y papá en esta otra, y allí viven mis tíos, mis primos y un amigo de papá que vino el otro día. ¡Pero la casa es muy pequeña! y mi otra vez amigo, me dijo: «no es pequeña, la tuya es muy grande»
Ya estábamos casi fuera cuando la madre gritó, no os vayáis a jugar sin merendar algo, en la nevera tenéis choped y coger pan. Fuimos a la cocina y nos hicimos nosotros el bocata, que divertido, pasamos toda la tarde jugando al escondite por las calles y corriendo por el barro, se estaba haciendo de noche y la madre salió de la casa y gritó a su marido «Nicolai, lleva a Manolo a su casa, que su madre estará preocupada, ya es muy tarde»
Dios mio, es el fin, ahora entiendo porque el cole es más seguro, mi casa va a ser un infierno y mi madre satanás.
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