Me declaro «Homo Políticus», como ya habréis observado por mis escritos, no soy lingüista, así que puedo permitirme el lujo de dar a este palabro el significado que más me guste. Polis (en griego πόλις) era el significado que se le daba a las antiguas ciudades griegas, ciudades como acumulo de ciudadanos que forman grupos para vivir en comunidad. La política, del griego πολιτικος (pronunciación figurada: politikós, «ciudadano», «civil», «relativo al ordenamiento de la ciudad») sería la forma de ordenar la ciudad, es decir algo cercano al ciudadano, que afecta a su asociación de vecinos, a su ayuntamiento, a su comunidad. Hoy día se entiende la idea de la política y los políticos como algo lejano, una profesión denostada y sin arraigo, mal vista en general y que huele a rancio y a chorizo, a trapicheo y a ansia de poder por el poder.
Reivindico recuperar a la persona política, como ciudadano de a pie con vocación de servicio público, que toma partido por las cosas y las personas de su pueblo, concienciado con mejorar su alrededor y sin instalarse en el llanto continuo. El homo políticus es lo contrario a la plañidera, con la queja continua por su mala suerte, su mal salario, su mal futuro, su mal gobierno. El homo políticus es beligerante, intenta influir en su entorno para cambiarlo, si el salario es malo luchara por mejorarlo, sindicandose, o subiendo a hablar directamente con el jefe para pedir aumento, o mejorando su formación, es activo.
Si el futuro es incierto, lucha por mejorar su presente implicandose en lo que le rodea y está a su mano, busca y experimenta con todo para conseguir cambios y no se conforma con la rutina de «es lo que hay».
Si su gobierno no es bueno, intenta mejorarlo, explicando en lo que conoce y a su entorno, como cambiar una rutina que nos puede abocar a la liquidación de lo público, poniendo en venta la sanidad, maltratando a sus trabajadores y mal gobernando algo preciado por todos. Y lo bueno de nuestro sistema «politicus» es que sin tener que hacer convocatorias por twitter o facebook para derrocar un gobierno, cada cuatro años vamos a votar y a decidir por nuestro futuro. No quiero más falsas Esperanzas, prefiero un futuro de sanidad pública digna.
La critico porque la quiero, a la sanidad se entiende.
Estimado Jesús, te aplaudo y me vuelvo adherir a tu deseo de que este sistema, que es de todos, cambie a mejor de una forma democrática gracias a los votos. Y cada paciente es un voto. Y como bien dices, somos «homo politicus» porque defendemos lo que nos parece justo. Y queremos unas condiciones dignas para nuestros pacientes y para poder desarrollar nuestro trabajo.
Ya lo twiteaba hace unos días: en las próximas elecciones: vota por tu centro de salud. Yo se lo que «me quiero decir»
Estamos acomodados.
No somos beligerantes.
Igual tú sí,
Pero el 90 % de los trabajadores de España está mirando como el autobús se escapa, y no levanta la mano para que se pare.
Los sindicatos están muertos.
Las directrices globales de los sindicatos, están en común acuerdo con los poderes políticos gobernantes.
Y le mueve lo mismo que a la mayoría de los políticos.
La subsistencia en el poder.
No me entiendas mal.
Yo creo en ti.
Y en las personas.
En algunas personas.
Pero hace tiempo que no creo en los grupos.
Sobre todo si el objetivo primordial es mantenerse en el poder.
Un abrazo.