De siempre me ha gustado ser autónomo, no de esos que pagan su seguridad social, trabajan por cuenta propia y jamás se ponen malos, no, me refiero a gozar de autonomía personal y disfrutar con mi familia de la libertad de depender de los demás lo menos posible.
Soy un manitas, en mi casa no entra un electricista, ni un fontanero, ni casi ningún profesional a no ser que la avería o el obrón sea mayúsculo, esto lo he intentado llevar a todos los ámbitos de la vida, de hecho a mis hijos solo los llevé una vez al pediatra. Ya, ya se, que no es valorable en mi caso cuando mi mujer también es del oficio infantil, pero quiero decir con ello que de siempre hemos asumido nuestra parte de responsabilidad que nos correspondía y hemos intentado disfrutar de lo que nuestras manos y nuestro saber nos ofrecían.
No os extrañe entonces que intente trasladar este sentir mío a mis escritos y a mi creencia de como debería ser la crianza de tu manada, de como enfrentarte a los pequeños y cotidianos problemas del día a día. Toda una declaración de intenciones en mi libro que titulé «Como enfrentarse a los pequeños problemas en la crianza de tu bebé» Si no hubiera creído firmemente en la autonomía de los padres lo hubiera titulado, «donde remitir a tu hijo cuando le pase algo».
Son muchos los problemas que nos surgen en los primeros años de nuestro peque, no traen instrucciones y todo el mundo parece entender del asunto dando ideas, sugerencias o incluso ordenes de como debes hacer las cosas, o lo que es peor, mensajes desautorizadores…
«…pues yo lo llevaría a un profesional que sepa…»
Mala baba tiene este mensaje ¿verdad? está diciendo, «lo estás haciendo mal»»no tienes ni idea»»tu hijo está en malas manos» es terrible, pero a que lo habéis oído más de una vez.
«yo a mi niño lo llevé a un fisioterapeuta respiratorio, que le quitaba los mocos»
«yo a mi niño lo llevo a un osteópata que le quita los cólicos y le redondea la cabeza»
«yo le llevo a un pediatra que me cobra una fortuna y es un borde, pero que es muy bueno»
¿Os suena?
Pues mil frases más hay que oír de las cuñadas, suegras, madres, ¡ah! y de la vecina del quinto que todo lo sabe. Los patios del colegio cuando vas a recoger al mayor es un hervidero de víboras acechantes para dar el mejor consejo, todas han pasado lo que tú y lo resolvieron acudiendo a los más variopintos profesionales y charlatanes. Conocen métodos de fama mundial, siguen a gurús en las redes sociales, es verdad que todas solucionaron lo que se soluciona por si mismo con el crecimiento del bebé, ya que de mayores todos tienen dientes, todos hacen caca en el váter, todos comen como limas en la adolescencia y todos, todos, aprendemos a limpiarnos los mocos.
Pero, ¿cuantas solucionaron los problemas por si mismas o con la ayuda de su pareja? Muchas, de verdad, muchas madres solucionan sus problemas y eso da una tranquilidad y una seguridad que no hace falta ir pregonando, es esa vecina del segundo que tiene tres críos y que no suele dar su opinión en estos casos, es esa que en el corrillo del parque está en segunda fila jugando con su crío y con cara de felicidad, de satisfacción, de fuerza interior, consciente de que puede con todo lo que le venga y que sabrá solucionar cualquier cosa, sin tener que recurrir a la agenda y a la cuenta corriente para llamar a alguien que le solucione lo suyo.
En el primer año de vida de un bebé surgen muchas dudas, problemas de sueño, de alimentación, llantos, mocos, fiebres, actividad, se mueve no se mueve, se sienta, gatea, camina, los pies los tiene torcidos, abre un ojo más que el otro, los dientes no salen o salen de lado, se toca la oreja, se toca la cola, no come lo que quiero que coma, ¿debe beber agua?¿el color de la caca es adecuado? solo dice papá y no dice mamá, en vez de dar palmitas solo hace peinetas al abuelo, ¿quien se lo habrá enseñado?¿será raro?
No tienes porque ser siempre un diez, no tengas miedo a equivocarte, de los fallos es cuando se aprende, disfruta de tu hijo sola o en pareja, arriésgate, sé autónoma en la crianza de tu bebé, el gozo es doble.
Artículo publicado previamente en la Revista Ser Padres
Esta vez me ha encantado. Gracias.
Primero le observo y si me puedo autogestionar me autogestiono. Si no lo veo claro, pues al pediatra -o en mi pueblo al médico de familia porque no hay pediatra-, que seguro que me deriva al más adecuado si es necesario.
Me encanta lo de » un hervidero de víboras acechantes para dar el mejor consejo», aunque más que a la entrada del cole, lo viví de bebés, en todas partes. En el mercado, en los autobuses, en los parques, en las visitas de familia y amigos… Los todólogos son especialistas en primera infancia, quién iba a decirlo.