La comida de los bebés es una de las inquietudes más frecuentes en todas las casas y por supuesto motivo de pregunta en nuestras consultas.
Cantidad y calidad preocupan a partes iguales; sobre la cantidad se podría resumir en una frase «Mamá, ocúpate de la calidad, que de la cantidad ya se ocupa el bebé» efectivamente ningún bebé come o deja de comer por gula o por ansiedad, los peques comen lo que necesitan, ni más ni menos. Mucho se ha hablado de este tema y se seguirá hablando, por eso lo dejo aquí y nos dedicaremos en este artículo a hablar de calidad.
Es verdad que no son dos conceptos fácilmente separables pues una buena calidad en una dieta depende de la cantidad de unos u otros componentes que aporte, exceso de grasas, demasiadas proteínas, falta de fibra pueden llevarnos a una dieta francamente desequilibrada e insalubre, pero de tener un cierto cuidado en el equilibrio calórico a la obsesión actual por contar calorías va todo un mundo.
Un bebé sano puede y debe comer de todo, cuanto más variado mejor, no quiere decir que cada plato o que cada día deba de ser completo, debemos verlo con una perspectiva temporal, una dieta global pongamos en una semana por ejemplo nos permitirá que se coman proteínas de ave, terrestres o peces, que comamos cereales, frutas y verduras como alimentos principales y por supuesto leche a ser posible de la marca teta.
Esta visión global nos genera dos beneficios: Por una parte nos permite que el bebé pueda alternar con el abuelo cuando salen a tomar el aperitivo los domingos y picar una gambita, unas aceitunas, unas patatas fritas o lo que el camarero tenga a bien poner.
Y por otro lado nos evita el engorroso tedio de contar calorías y componentes, tan de moda en la actualidad, el niño comerá cantidad de comida que quiera o pueda y si en una toma no come, ya comerá en la siguiente y si pasa dos días sin comer al tercero tendrá más hambre. No es raro ver por ahí hojas de recomendaciones firmadas por prestigiosos pediatras o dietistas infantiles donde se puede leer cosas tan absurdas como:
«Dar 25 gr de pollo, una patata mediana y una zanahoria terciada en un primer puré, para posteriormente ir aumentando cada 3 días hasta los 50 gr, después añadir una a una otras verduras también cada 2 o 3 días hasta completar un puré variado, luego la ternera a ser posible blanca y de Ávila igualmente comenzando por pequeñas cantidades, no sea que….»
Total, que a los 15 años podrá comer ya de todo y mientras tanto habrá pasado más hambre que el perro de un afilador. (que comía las chispas por comer algo caliente)
El bebé no está enfermo, es un bebé normal, no hay porque medicalizarlo, no hay por qué ponerlo a dieta, no tiene por qué medir calorías y componentes, debe comer con naturalidad y de todo, debe probar de todo lo que se coma en casa, es una buena oportunidad para aprovechar y mejorar también nuestra dieta, y por supuesto el objetivo es que aprenda a comer de lo que se come en nuestro hogar. Por muy buena que sea la carne de avestruz o de cocodrilo no hay razón para dársela al peque si en nuestra casa no entró jamás, no hay por qué darle solomillo o merluza de pincho si el sueldo no nos lo permite. Integremos al niño en nuestra cocina, que coma lo que nosotros comemos para que a los 18 o 20 meses podamos ya preparar un solo menú para toda la familia.
Implica esto que debe masticar, que debe comer trocitos desde muy pronto, respetando a cada niño pero cuanto antes mejor, si nos demoramos por miedos o por no asumir algún riesgo entonces cada vez será más difícil y se convertirá en un problema frecuente «mi niño no mastica», empezar a dar entero a los 15 meses es problema seguro. Conocéis seguro, mejor que yo, las nuevas tendencias del BLW (Baby-led weaning) que ofertan al bebé la alimentación complementaria a trozos para que los gestione a su gusto, con gran éxito. No tenéis más que poner blw en youtube y veréis a un bebé de 6 meses comiéndose él solo un muslo de pollo.
La comida no es una pesada obligación, es un goce, haced que vuestro hijo disfrute con la comida, hacedla atractiva y variada.
En casa hemos hecho el blw con los dos, uno es más tragón que el otro, pero ambos disfrutan bastante con la comida! Las abuelas estan contetísimas de que se acaban cualquier guisado que les pongas (aunque con el primero nos trataban de locos por darles trozos enteros al niño!).
uy de locos,! a mí me amenazaron con disputarme la custodia del primero porque darle trocitos era maltrato. LITERAL!!!!
Con el segundo ya estábamos demasiado peleados para meterse en tantos berenjenales, claro.