Está muy reciente todavía la polémica de las madres vaca y la respuesta contundente de las sociedades pediátricas, por eso no quiero entrar en esta polémica, no soy yo una autoridad en el tema, ni tengo opinión formada, pienso que hay que alimentar al bebe con leche durante seis meses exclusivamente y a partir de hay comerse el mundo. Pero siempre me ha obsesionado la segunda parte, ¿cuando adquirir autonomía e independencia?¿Es importante, es necesaria esa relativa libertad alejada de sus padres?,¿como salir de debajo de las faldas de la madre?,¿Quien busca el excesivo apego, los padres o el menor?
Así que obviemos como se alimenta un recién nacido, supongamos que tomo leche independientemente de su procedencia o calidad, carnes, frutas y pescados, etc…quisiera centrar mi especulación en lo que ocurre después, pasado el primer año de vida el niño va adquiriendo la capacidad de desplazarse por su cuenta lo que le permite un primer logro de independencia, es libre de ir de un lado a otro y de cometer sus primeros errores y darse sus propios golpes. A partir de entonces surgen otros hitos, aprende a comer solo, empieza a socializarse y jugar con otros iguales, adquiere habilidades manuales y gimnasticas, y por fin el gran paso, el habla, lo que le hace tener capacidades para explorar su entorno de todas las maneras posibles.
En manos de los padres está el abrir las puertas al mundo o cerrarlas no permitiendo el avance. Por una parte el miedo, las prisas, la pereza, la superprotección conseguirían retrasar lo inevitable en aras de un pretendido apego y disfrute de esa tierna edad. Niños ya mayorcitos siempre en brazos para ir más deprisa, chupetes eternos para no oirle llorar, biberones para que se tome la leche deprisa y no perder tiempo en el desayuno, pañales sin fin, y tantas frazadas para impedir el desarrollo. ¿No es una forma de maltrato?
De otra parte estaría la actitud de crear niños libres con autonomía y curiosidad por su entorno, disfrutando de los experimentos diarios y aprendiendo con el riesgo de equivocarse. Se aprende de los errores. Aprender a masticar con el riesgo de atragantarse, experimentar con comidas aunque se manche o malcoma, caminar aunque los caminos se hagan eternos, dormir solo y afrontando los miedos.
Creo que debemos crear niñ@s libres, sometiendo nuestras propias frustraciones y miedos. En un futuro incierto debemos arriesgar para dar salida a nuevos miembros de la sociedad, fuertes y sin complejos que sepan arrostrar las zancadillas que le pongan los pusilánimes y ciegos de corazón. La sobreprotección les llevará al fracaso, a ser el objeto de burla en las aulas, y encontrarse más indefenso ante las presiones del mal camino.
Interesante tu entrada, pero creo que confundes de lo que se trata la crianza con apego: no se trata de llevarlos siempre encima para ir más rápido, no se trata de tenerlos siempre con nosotros para protegerlos de «todos los males», tampoco se trata de meter el chupete a toda costa para que no llore ni de impedirle que contacte con todo lo que lo rodea. Busca todo lo contrario: criar seres independientes y seguros de sí mismos. Al menos así lo veo yo, que era un escéptico en la materia hasta que llegó al mundo una niña de casi 3 años que me hizo cambiar la forma de ver las cosas.
Deberíamos «des-satanizar» ciertas cosas (colecho, llevar en brazos…) y dejar de hacer muchas otras en función de lo que nos dicen los «expertos» en la materia: vecinos, abuelas, amig@s, pediatras tradicionalistas, entrenadores de niños, etc.
Hola Jesus, que ya soy adicta a tus escritos jaja quien iba a decir que tu y yo ibamos a estar tan de acuerdo en ideas jajajjaaj
Un beso
Una reflexión cortita: si no tenemos tiempo no tengamos hijos.
Los hijos son algo más que un trofeo del que fardar. Requieren tiempo, paciencia y mano izquierda (y derecha).
Qué buen, y polémico, tema has elegido. Me quedo con una frase:
«pienso que hay que alimentar al bebé con leche durante seis meses exclusivamente y a partir de ahí comerse el mundo».
Yo soy de tu misma opinión, CREO que hay ciertas actitudes que implican una sobreprotección y que no considero buenas para el desarrollo del niño, aunque como madre seguramente no pueda evitar llevar a cabo muchas de ellas.
Y digo CREO porque es sólo mi humilde opinión, respetando a todo aquel, léase Juan, que piense de un modo distinto al mío. Porque lo más importante en la crianza, desde mi punto de vista, es que ésta se haga con amor, independientemente de que al bebé se le alimente con teta o con bibe, se le coja mucho o poco en brazos, etc. Creo que el amor, por encima de cualquier otra «best practice», es lo que va a hacer el niño más seguro de sí mismo y más feliz.
Y por esto mismo no entiendo ni comparto la opinión de algún pediatra que se hincha a vender libros con lo que él considera las «best practies» de la crianza, donde no tienen cabida aquellas actitudes y opiniones distintas a la suya. He dicho!!!, jeje.
estoy deacuerdo contigo, yo crio a mi hijo con la libertad para que aprenda, para que manipule y se caiga, se ha cayo muchas veces y ya debe haber aprendido porque a no ser que sea un gran coscorron ni se queja! casi siempre vamos de la mano para que ande a no ser que sea un gran trayecto.
y se le ve un niño despierto y muy listo, no porque yo sea su madre, en la guardería también me lo dicen, sus avances son estupendos
Estamos de acuerdo en que para criar, el amor es lo primero. Pero no toda conducta es válida en nombre del amor (salió el cursi que llevo por dentro…).
Partimos de la base de que todo lo que un padre y una madre hacen con y por sus hijos, lo hacen con la convicción de que es lo mejor para ellos. En relación con la crianza, la mayoría de nuestras creencias y conductas son condicionados por lo que dicta la sociedad en la que vivimos, lo cual no quiere decir que tengan que ser obligatoriamente idóneas. Eso aplica para la sociedad occidental, los chinos, japoneses, africanos, etc.
Pienso que tal vez si se reflexiona un poco, estas creencias podrían verse de otra forma. Un ejemplo sencillo: no me creo que un bebé de 4, 5 ó 6 meses llore porque es un manipulador y quiere llamar la atención, por lo que deba dejársele llorar hasta que se canse, se duerma, se aburra, etc. Pero claro, entramos en el terreno de la subjetividad: todo se basa en lo que yo creo, tú crees, él cree…
Yo también soy pediatra y te aseguro que no me gusta nada que los padres de mis pacientes me pregunten cosas relacionadas con la crianza, porque a fin de cuentas lo que yo les pueda decir depende de lo que YO creo mejor, lo cual no tiene que funcionar en todos los casos.
En fin, realmente polémico este tema. Mejor discutamos sobre política, je. Saludos.
Juan
Estoy de acuerdo con el primer comentario, el de Juan, y dejo este interesante enlace para que se le eche un vistazo.
http://www.farodevigo.es/comarcas/2010/11/04/sociedad-valores-humanos-necesita-hijos-crianza-amorosa-lagrimas/487498.html
Gracia a todos magnificos comentarios. Claro, como bien dice el colega de Granadilla estamos hablando de conductas y creencias, muchas veces caminos distintos que nos llevan a un mismo lugar. Creo haberme expresado mal al hablar de llevar en brazos a los niños todo el día, lo que ha generado la crítica de Juan y el apoyo de Ana. Es muy importante el tiempo en las actitudes, tener al niño en brazos el mayor tiempo posible no es malo en si, muy al contrario, el matiz lo da la edad del niño, a los pocos meses los brazos es lo mejor que se le puede ofrecer a un bebe, pero llevar a un niño de dos años, por ejemplo, en brazos, superarropado y protegiéndolo del mundo es una actitud castradora de libertad en mi modesto entender y esto no es demostrable científicamente.
Estoy de acuerdo en lo último que dices Jesús, pero es igual de horrible llevar a niños de dos y tres años todos los días en el carro sin poderse ni mover. Pero entiendo a lo que te refieres y estoy contigo en este sentido.
De la mano paseando y con tiempo. Contándole cuentos o verdades, bailando o cantando bajo la lluvia. Ni carro ni brazos a los dos o tres años. A eso me refería.
Si todo esto es fenomenal lo de la independecia y estoy segura que es lo mejor, pero luego esta la realidad, en silla por que andando no llegamos ni a la esquina y menos a mercadona ha hacer la compra que salimos a las 6 y cierran a las 9:30, biberon por la mañana hasta que se lo quite el novio sino no llegamos al cole a las 9:30 en este caso de la mañana, y eso que lo vemos (el cole) desde la ventana de su cuarto que si la tiro por la misma con cierto impulso la meto en el patio.
Que como decia mi abuela nadie ha echo la mili con biberon, sin dientes y le han llevado en carrito de paseo, y que además cuando tenga cuarenta años nadie la preguntará si dejo el bibe con dos o tres si fue en silla hasta que no entro en ella o tuvo pañal hasta los doce.
Yo si que fomento otra independencia vas tu sola a hablar con otros niños, intenta tu sola la digo hacer cosas nuevas como subir sola al tobogan mas alto, resolver problemas con sus amigo si es que con cuatro años tienes amigos o sólo compañeros de golpes. Intento que encuentre herramientas (que de psicóloga me ha quedado esto) para resolver esos problemas.
Lo demás pues poco a poco que como dice un amigo de mis padres pediatra jubilado y padre de seis hijos que da muchos puntos, como pediatra te doy unos consejos ahora como padre no he cumplido ninguno o muy pocos. Y por cierto hoy en dia son seis adultos iguales que todos y se de buena tinta que alguno se hacia el bibe sólo bien mayorcito .
Un saludo
María
Puff, pues sí, tema controvertido. Supongo que en el medio está la virtud y cada niño es un mundo. Soy sólo una madre, ni médico ni psicóloga, que intenta equivocarse lo menos posible e intenta ver los pros y contras de la información que recibe. Yo creo que el problema radica en que vamos a toda pastilla a todos los sitios y transmitimos el estres a los pitufos de la casa, muchos de los «errores» vienen por facilitar nuestra vida, no la de ellos.
Totalmente de acuerdo contigo martucha. Ahora eso sí, yo prefiero equivocarme. De eso sí que aprendo.
Si hay algo que aprendí con mi primer hijo es a no hacer mucho caso, sino el justo y necesario, a todos los consejos externos.
Lo mejor es seguir tu intuición y corazón. Y cuando te falla o te faltan fuerzas, saber escuchar.
Y también creo que los niños de hoy en día están pagando nuestro ritmo frenético.
Creo que, como le dijo una neonatóloga del 12 de Octubre a mi hermana cuando le puso en los brazos a su hija de 900 gramos, es que con los bebés y niños es una cuestión de respeto. Si quiere brazos, brazos, si quiere andar a paso de tortuga, que ande a paso de tortuga, si quiere puré, pues puré, si quiere sólidos y tarda más de una hora en comer, pues eso… Claro, que para todo eso hay que tener tiempo, y esta sociedad nos lo ha robado. Ese es el problema. Pero creo firmemente en la crianza con apego, en el colecho, en el porteo del bebé, en la teta, repetando el destete natural del bebé y en definitiva en intentar estar todo el tiempo que me necesite lo más cerca de mi hija, respondiendo a cada una de sus necesidades y demandas (ojo, si me pide el cuchillo jamonero para jugar no se lo dejo). Pero también he tenido que renunciar a muchas cosas, he renunciado a un coche nuevo, a vivir en mi malasaña del alma, a hacerme superviajes en mis vacaciones…pero he ganado tiempo para dedicárselo a mi hija y no me arrepiento de nada.