En estas últimas semanas desde que soy consciente de la existencia de mi hermana, siento que no soy el único, me gustaba sentirme el rey de la casa, los manejaba a mi antojo, ahora lloro, ahora no como, era yo el que mandaba y llevaba el control de la situación. Antes creía que mamá solo tenía ojos para mí, yo era el único y todo era para mí, cuando me daba el pecho, cuando me acunaba en brazos o me cantaba para dormir. Los juegos con papá eran algo entre él y yo, veíamos al atleti en la tele con sus amigos, era mi colega, pero ahora me doy cuenta que juega más con Veva que conmigo, y lo peor de todo también la lleva al fútbol, claro, si lo piensas bien ella siempre estuvo allí, y cuando yo llegué ya llevaba cuatro años sola con ellos, soy un advenedizo, a lo peor hasta un error de la naturaleza.
Esta mañana en la guarde jugando con Mercedes, ya os he hablado de ella, tropecé y me caí, nada de nada pero la profe que es muy blandita me revisó el pie y la rodilla, entonces me vino la luz, me he roto el pie. Comencé a cojear y así me pase la mañana, la profe me preguntaba cada poco tiempo, y era el centro de atención. Cuando vino mamá a recogerme se le informó de que me había hecho daño y me había torcido el pie, «no tiene nada hinchado ni hematoma pero yo le llevaría al médico que estas cosas a veces por no tratarlas a tiempo dan disgustos». Jo, me ha dejado preocupado hasta a mi, que se que es cuento, mamá tiene que sentirse fatal, pero como le digo la verdad, me van a castigar, hay que seguir y ver que ocurre.
Tenemos cita con Jesús, el médico de mi hij@, mi amigo, espero que cuele y no me delate, una pomadita que no haga daño y solucionado el problema. Yo sigo cojeando, mamá ha llamado a papá, hemos recogido a Veva en el cole y solo tienen atenciones para conmigo, mi hermana piensa que soy un cuentista, lo que pasa es que está celosa. Todavía no hemos entrado en la consulta y aparece papá corriendo, me coge en brazos y se interesa por mi, que te pasa pequeñin, la primera lesión de mi futbolista que emoción, me mira el pie y se queda extrañado, si no le pasa nada, ¿a qué viene tanto lío? un poco de hielo y solucionado, los deportistas somos así.
Salvado por la campana nos toca entrar, entro cojeando y con cara de circunstancias, mamá le explica, me sienta en la camilla subiéndome en brazos, Veva tiene cara de pocos amigos, incluso ha dicho por lo bajo «este niño es tonto», le puede la envidia. Como no estaba atento, Jesús me ha doblado el pie y no me he acortado de quejarme, me han descubierto y claro está, ni pomada ni nada, les dice que estoy celoso y que pretendo llamar la atención. ¿Yo? Pero, si es ella.
Ahora cojeo más y me duele hay que echar el resto, como me pillen la hemos liado, creo que me he metido en un problema y no se como salir. Menos mal que mamá me cree y todavía duda así que ha decidido ir a urgencias, me está revisando un traumatólogo esto ya es lo más, por supuesto me duele cuando me mueve el pie y hasta soy capaz de echar una lagrimita, de esta me dan un premio. Una radiografía y una escayola por si acaso, es lo mejor que me ha ocurrido nunca, verás cuando cuando me vean en la guarde, vuelvo a ser el rey, lo que me van a admirar.
Volvemos en el coche a casa papá y mamá se miran, no hablan nada, la tensión va en aumento ni una palabra en todo el trayecto. Por fin mamá dice: «Este se va a enterar, le quito la escayola en cuanto lleguemos y le voy a dar con ella en la cabeza, seré tonta»