Ya queda menos 1


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Un día, hace unas semanas o quizás meses, apareció en mi red social un críptico mensaje “Ya queda menos” más allá de la normal curiosidad o extrañeza no reparé en él, ni en quien lo envió, aunque debió quedar impregnando alguna neurona perdida. Aquella frase quedó en el olvido, ni twitter, ni facebook, ni ninguna otra red volvió a replicar el mensaje, había desaparecido.

Hace unos días volvió a aparecer en mi muro el mismo mensaje “Ya queda menos” esta vez lo fijé dándole a favorito, vi que tan solo era un retuiteo de alguien anónimo, su perfil estaba vacío no tenía ningún seguidor y no seguía a nadie ¿Por qué me llegaba a mi, si no estaba entre mis “followins”? No me dio tiempo a investigar, rápidamente empezaron a llegar mensajes iguales de muchos de mis conocidos, como si de una cadena se tratara, en un pásalo anónimo empezaron a cubrir mi bandeja de entrada.

Miré en facebook y de la misma forma mis amigos daban eufóricos al me gusta y compartían la frasecita.

Como si en V de Vendetta se tratara, el mensaje aparecía en todas las redes, Instagram con el fondo de un precioso gato amarillo, Tumblr y Pinterest con miles de estilos diferentes, hasta Slideshare y Scribb publicaban presentaciones donde repetían una y otra vez el mismo mensaje “Ya queda menos”

Sentí en mi interior una señal de activación de células durmientes, algo me decía que era una clave para despertar, para levantarse de la agonía y lanzarse a algo, tendría que estar prevenido y listo para la acción. Debía ponerme ropa limpia y salir a la calle ¿Se había estado fraguando una revolución y yo estaba despistado?

Miré en Google por si tuviera un significado especial y lo que encontré no parecía tener relación. Entonces ¿Qué estaba por llegar?¿Qué significaba para tanta gente esa frase?¿Por qué tanta gente la repetía?

Podía, si hubiera estado en uno de mis días cenizos, pensar como el gafe; ya queda menos para morirme.

Podía pensar como el optimista; ya queda menos para salir de la crisis.

Podía haber pensado en pasado como otra marca que apuntar a mi lista de logros.

Podía, como el indignado que soy, pensar que estos malos tiempos de absolutismo estaban a punto de concluir.

Podía incluso esperar una fecha deseada, un anhelo pendiente, éxito o fracaso por llegar, cercano o en el horizonte, incluso algo que me obsesionaba y esperaba su consecución.

Podía pensar en un chiste de Jaimito, que después de comerse medio tarro de galletas le decía a su madre: Ya quedan menos.

Mil ideas fluyeron en ese momento por mi mente, rápidas inconexas y olvidadizas, quedé al fin en blanco y me senté con mi teléfono en la mano a mirar el horizonte.

 ¿Cual es para mi ese momento para el que ya queda menos?

¿Hacia dónde voy?

¿Hacia dónde vas tú, que lees este intrascendente artículo?


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Una idea sobre “Ya queda menos