Permítame que insista: Sí a las vacunas


vacunas

Vivimos estos días un falso debate sobre si vacunas si, o vacunas no. A nadie se le ocurre discutir si la ley de la gravedad es tal o se planteó equivocada por culpa de los intereses de la época. A nadie se le ocurre dudar de la utilidad del funcionamiento del paracaídas, aunque no haya ningún estudio doble ciego que certifique su evidencia científica. Que el paraguas protege de la lluvia y que el agua calma la sed, son evidencias indiscutibles, del mismo modo podemos argumentar que desde que hay vacunas han ido decreciendo las enfermedades que asolaban la infancia hace años.

Yo soy crítico con algunas políticas sanitarias absurdas, como los 17 calendarios vacunales que soportamos todavía en nuestro país, los criterios no muy claros de por qué se incluyen unas vacunas dentro de las financiadas, o de por qué se excluyen otras, según tengamos elecciones o no. Unas vacunas financiadas y otras que solo pueden pagar los que tengan dinero para ello. Poca transparencia en los contratos, demasiada injerencia de la política en algo que debería ser exclusivamente competencia de salud pública.

Vacunas con sombras de utilidad coste/beneficio como la gripe o el virus del papiloma humano, la baja potencia de la tos ferina y las múltiples revacunaciones necesarias que harían imprescindible una revisión y la exigencia de mayor calidad.
Pero todo esto debe debatirse en los medios científicos, comités de expertos y sociedades científicas limpias de humos industriales, no en la prensa generalista.

Quiero dejar clara mi postura, decirlo alto y claro y además dejarlo grabado para que no haya dudas.

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