El orinal tenía un precio


Mis padres y mi profe están empeñados en que me siente en un cacharro con agujero que llaman orinal. Artilugio incómodo donde los haya. Si te colocas bien consigues a duras penas que no se te clave el borde, la cola no siempre se queda dentro, y cuando hago pis me pongo todo perdido. Lo sufro en silencio pero después de una hora sentado mis hemorroides deben estar al rojo, menos mal que no se lo que son las hemorroides. Después de un buen rato me ponen el pañal que parece ser que me quieren quitar, no lo entiendo con lo cómodo que es, ahuecas un poco y poff, gritas caca y enseguida vienen a cambiarte y ponerte uno limpio. Últimamente venían tan deprisa que no me daba tiempo a hacerlo y me tenía que esperar a que me volvieran a poner mi pañal.

Esto del orinal es entretenido, en el cole nos sentamos todos los amigos  juntos y lo pasamos bien. Mi amigo Guille y yo nos empujamos a ver quien se cae antes del trono, si ponen a otro entre medias de los dos, le zurramos hasta que se cae, es un momento de compañerismo y asociación insuperable, seguro que esto redundará en mi educación posterior como espíritu de trabajo en equipo.

Algunos de los pequeños se les escapa el pis o la caca y entonces la seño viene y los levanta del orinal, se acabó el juego, nosotros nos reímos, estamos aguantando a ver quien resiste más en el orinal, el último en levantarse limpio gana. Hoy voy muy bien ni me duele la tripa ni me han entrado ganas, quedamos cinco nada más, nos miramos fijamente sin pestañear, parece un duelo de vaqueros, de repente un niño nuevo se pone colorado y hace caca, ja ja ja ha perdido ya solo somos cuatro. De los que quedamos, Alber y Lucía no cuentan porque están siempre superestreñidos y hacen caca cada 4 días y eso es trampa, no vale. Quedamos solo Guille y yo frente a frente, la mirada clavada en el otro, llevamos diez horas o más, me duele la tripa un montón y creo que voy a reventar, me caen gotas de sudor de la frente, escurriéndome por las sienes y la nariz. El, aparentemente parece que no está afectado, no puedo perder hoy. No apartamos la mirada, la tensión crece y de repente……..

«pero que pesados sois, no hay manera, vaya dos se van a hacer mayores con pañal, ven aquí anda….»

Uff, salvado por la campana me ponen el pañal y ya puedo hacer caca tranquilo, que alivio casi me da algo.


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